miércoles, 12 de enero de 2011

Amistad sin Palabras

- "Mira Clau, un perrito perdido, hay que ayudarlo!"
- "No Pam, no es callejero ni está perdido"
- "Mmmm ¿segura?"  (nudito en mi estómago)

 Para llegar del estacionamiento a mi oficina, debo caminar unas 3 cuadras, en el inter es muy común ver varios perritos caminando, a veces con dueño, a veces solos, salen a dar la vuelta y tienen la puerta de sus casas abiertas para cuando decidan regresar. Una amiga se ríe de mi porque yo a todos les veo cara de perritos perdidos, aunque en realidad no recuerdo ver a uno que se viera verdaderamente perdido, asustado o lastimado. Así que siempre segui mi camino, ya más tranquila.
Pero en especial hubo uno que desde que lo vi, algo me generó, un perrito negro, ese si se veia callejero por que estaba muy greñudo, con nudos, nada limpio, siempre en la misma calle y solito. Y algo le generé yo a él, porque un par de veces me siguió. Estaba decidida a encontrarle casa o llevármelo, pero algo me detenía (no sabía qué).
Mientras los días pasaban yo era feliz viéndolo en la mañana y en la tarde. Lo bauticé como "mi amigo el perro". Y mis amigos ya sabían que le tenía un aprecio especial. Lo saludaba en las mañanas, le mandaba un par de besitos y le decía que nos veíamos en la tarde. Él sólo se me quedaba viendo con carita de que no entendía lo que le decía pero le agradaba que no lo ignorara como las demás personas.
Ayer me lo encontré de nuevo, pero no nos pudimos saludar como ya era nuestra costumbre, sólo nos vimos de lejos. Yo caminando como siempre y él detrás de una reja, acostadito en su nueva camita, rapado y con un sweater azul.  ¡Adoptado!
Definitivamente me hizo el día, la semana, el mes y el año!  Ya está en una casa, pero aún así siempre será mi amigo el perro.

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